YO SOY EL CAMINO

Mt 16, 24-28
El hijo de María al que muchos seguimos con admiración nunca se dejó clasificar. Ni como sacerdote, ni como profeta, ni como agitador político, ni como rey de este mundo,etc….ni cómo … nada de tantos apropiadores de lo ajeno han querido hacer de El para favorecer sus particulares ideas o intereses. Él, nos parece, gustaba de llamarse el Hijo del Hombre y con ese solo sustantivo y ningún otro adjetivo hizo su corta vida.
Y nos preguntamos: ¿que encarnó entonces de María? Y encontramos que por lo que en vida hizo de sí mismo lo que pretendió fue SER Y SER EN PLENITUD HOMBRE. Lo que heredó de su bendita madre y mujer.
Y esa voluntad de ser la concretó en una operación fundamental del ser que le justifica el existir: SERVIR. Servir a la vida y sobre todo al hombre cumpliendo en toda la voluntad de Dios su Padre.
Podría haber encarnado la voluntad de poder. Y buscar como la mayoría de los mortales a través de la historia llegar a ser Señor (dominus=EMPODERADO) dominando y extorsionando y esclavizando naturaleza y personas. Pero en esta altura de los tiempos vamos viendo que el camino del poder encierra peligros tan grandes en forma de odios ancestrales que parece que no hay manera de digerir la mala historia que hemos hecho -por más que queramos lavar páginas de nuestras historias -ni tampoco lo hemos hecho tan bien con nuestros caminos andados de conquista y liberación con falta de respeto a la naturaleza que evoluciona, pero normalmente no lo ha hecho tan mal.
Las quejas de la naturaleza y la vida que vive en ella nos aparecen ahora como casi imposibles de recuperar.
Y hoy oímos al Maestro decir a sus seguidores que hemos de estar dispuestos a seguirle desnudos de adjetivos y de toda voluntad de poder. Que ya está bien de siglos de imposición y dominación que han dejado un erial de explotados y paisajes deteriorados. Y que su camino es El Camino del ser y ser-vir con la segura cruz. La cruz de los “bienestantes” que solo quieren su propio bienestar y no están dispuestos a mover un dedo por los demás. Y la cruz de los que solo quieren llevar la cruz si es la de ” mi manada”.
Parece que el destino de los seguidores de Jesús como el del maestro va a ser el de los que quieren ser simples hombres al servicio del hombre y “sin ningún apoyo en quien reclinar la cabeza” salvo en el Padre porque ser Hombre e Hijo del Hombre en la soledad de nuestra aceptada cruz- como Jesús- es nuestra meta de camino a la luz.
Canto: “Hacia ti, morada santa”.

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