PECADORES (=ERRANTES POR LA VIDA)

Lc 15,1-10
Si alcanzáramos a ver las cosas como las ve Dios comprenderíamos porqué Jesús nos invita a amar a los enemigos y porqué iba con los pecadores y se alegraba con su conversión.
Las parábolas de hoy de la oveja perdida y de la dracma perdida siguen el mismo guión: el pastor que pierde una oveja y abandona las 99 ovejas y va en busca de la perdida y al encontrarla la carga sobre sus hombros y hace una fiesta por la alegría del encuentro.
La mente del Padre la vemos en la muerte de Jesús cuando desde la Cruz exclama “perdónales Padre porque no saben lo que hacen”. En esa expresión Jesús está reconociendo que en toda maldad hay como una profunda ignorancia, un no saber bastante o autoengaño en que se cae en la búsqueda de afirmación del ser. Quizás la palabra extraviado sea la más adecuada. El que peca se ha perdido, se ha extraviado del camino que lleva a la vida.
De ahí la alegría de Jesús -que es la del Padre- cuando vió llorar a Pedro por arrepentirse de haberle negado.
Canto: “Oh pecador donde vas errante”

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