NACEMOS A UNA VIDA SIN FIN -Lc 17,26-37

Hoy las lecturas de la sabiduría y el evangelio, al acercarnos al fin del año liturgico nos hablan sobre las actitudes a asumir en la vida en todas sus fases: la del tiempo del crecer y florecer y vivir en la plena expansión de juventud y belleza de la naturaleza que rezuma armonía ; y la del deterioro, desorden y caos que presagian muerte y destrucción y hasta fin de los tiempos.Es cosa de ver los signos en nuestra propia naturaleza cuando pasamos por enfermedades … o tambien signos de acontecimientos tragicos para todos como la pandemia , volcanes y danas que vamos teniendo que nos avisan de problemas del mundo en que habitamos…
En la primera fase de esa dinámica el libro de la Sabiduría nos invita a que, viviendo ese momento de belleza y harmonía, elevemos nuestra mente y corazón a Dios su Hacedor. Así captaremos que la inmensa belleza que sosiega y enamora es sólo el “halo” que deja el paso de su Señor. Y descubrirle a Él es la auténtica experiencia que inunda el corazón.
Y mirar los tiempos caóticos y violentos del fin no puede ser motivo de angustia y desesperación. La sabiduría, como Jesús nos dirá repetidas veces, está en mirar más hacia adelante (no como la mujer de Lot) porque, tras los avatares de la vida y muerte bien vividas, estando dispuesto a acoger la voluntad de Dios y encomendando nuestro espíritu al Señor como hizo Jesus, no hay motivo de preocupación por el fin nuestro . Y por el fin del mundo. Jesus nos ha dicho que ese dia del juicio final “no lo conocen ni los ángeles del cielo ni el Hijo; sòlo el Padre.( Mt 24,36 )y lo bien cierto es que con nuestra propia muerte el mundo material termina para los que fallecen y lo que va a animar nuestro espiritu es la esperanza de nuestra feliz resurreccion si vivimos con El y morimos con El.
“Quien vive y cree en mi no morirá para siempre”(Jn11,25-27)
Canto:”Acuérdate de Jesucristo resucitado..”

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