LA VOLUNTAD DE DIOS DICHA Y VIVIDA POR JESUS PARA LOS HOMBRES AMADOS TODOS DEL PADRE DIOS.

Mt 7,21-29 —
Bon dia ¡que hui acabem ja fent un resum del sermó de la muntanya que Mateu ens coloca als capitols 5, 6 i 7, i que ens dona la millor doctrina coneguda per a orientar la vida humana a la terra.
En Mt 7,21-29 Jesús enseñando con propia autoridad, y no como los letrados, está diciendo a sus discípulos: “no todo el que dice ¡Señor, Señor ¡entrará en el Reino de los Cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el Cielo”.
Con esta expresión Jesús
está dejando claro que no basta sólo con aclamarse a Dios, cumplir con rezos y obligaciones religiosas para salvarse. Estas prácticas religiosas (protagonizadas por las religiones y llamadas a ser portavoz de la trascendencia y de Dios) no deben ocultar cuál es la auténtica voluntad del Padre.
Ni profetizar, ni echar demonios ni hacer milagros son lo definitivo para alcanzar la salvación.
Así pues: ¿quién es el que cumple en verdad la voluntad de Dios y está escuchando la palabra de Dios y poniéndola en práctica? ¿Quién está edificando su vida y su persona sobre roca?
La respuesta es: todo aquel que está cumpliendo cuanto se ha estado diciendo en los capítulos 5, 6 y 7, en los que Mateo condensa lo dicho por Jesús en el Sermón del Monte.
Y ahora nos toca resumirlo.
Jesús nos ha hablado:
1. de cómo espera que nos relacionemos con Dios los discípulos (“amor a Dios por sobre todo porque venimos de El y somos de El, orando con sencillez y sin alardes! respetándolo y sin manipularlo para nuestro provecho), y desde luego no dejando toda práctica religiosa como muchos en nuestro occidente andan haciendo porque puede ser verdad que Dios no necesita que le alabemos y que le demos gracias, pero nosotros si.
2. de cómo espera que nos relacionemos y tratemos a los demás sobre todo a los más desfavorecidos e incluso a los enemigos (no podemos excluir a nadie de nuestro amor que es el mayor vestigio o huella en nosotros de Dios).
3. de cuál debe ser nuestra relación con el dinero y los bienes terrenales que no deben hambrearse por sí, sino que deben compartirse para que alcancen a todos (=no son bienes nuestros sólo, sino fundamentalmente de Dios)y nadie pase necesidad (el apego al dinero es la mayor adicción y la mas peligrosa.(No se puede amar a Dios y al dinero”….
Y, en definitiva, hemos visto un programa de vida que Jesús nos plantea a quienes queremos seguirlo, de manera que sean nuestros primeros objetivos: “buscar el Reino de Dios y su Justicia” o, como nos dice con otras palabras, “seréis hijos del altísimo si irradiáis bondad como el Padre que ilumina con su sol sobre buenos y malos; justos e injustos; santos y pecadores”
A estos objetivos generales hemos de añadir las preferencias de Jesús por los pobres, por la paz frente a la violencia, por el servicio frente al ser servido, por la austeridad y sencillez de vida frente al derroche y la acumulación…por la autenticidad frente a la apariencia….
Y en definitiva todo un proyecto de vida que, si bien es ofrecido principalmente para los discípulos, tiene un alcance hasta salvífico y válido para todos los hombres porque todos son objeto preferente del amor de Dios (Ver Mt 25,35-45) para aquellos que no han podido sintonizar con las profundas motivaciones del Maestro y sus discípulos que han captado ese proyecto de vida como lo más granado de la voluntad de Dios.
Asumiendo este proyecto el pueblo de Dios se pone en marcha y canta en este mundo el gozo de las Bienaventuranzas.
Canto: “Madre de todos los hombres enséñanos a decir amén”.

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