LA FE QUE CURA

Mc 5,21-43
Nos llama la atención que Jesús a la hora de hacer prodigios o milagros remite siempre a la fe del paciente . Suelen ser frecuentes las expresiones “se extrañó por su falta de fe y no pudo allí hacer milagro alguno” ( caso de sus paisanos) ;o ” viendo la fe de aquel hombre(caso del centurion)….
Hoy la mujer con flujos de sangre que se acerca a tocar la orla del manto de Jesús llamó la atención de Jesus por la gran fe con que lo hizo de forma que Jesús captó que salía de él un poder sanador.
El interés del tema “fe y curación” resulta grande porque lleva a plantearnos qué aporta el hombre y supuestamente Dios en la acción maravillosa o providencia de Dios.
. Es el tema clásico “de auxiliis de la mediacion divina y humana en el actuar humano o la también llamada predestinación o respuesta humana a la acción de Dios.
Lo bien cierto es que Jesús quería contar con la libre cooperación del hombre con su fe a la acción de Dios. Esa contribución conlleva siempre una carga importante de humildad hecha súplica “ardiente” (leproso a Jesús :”si quieres puedes limpiarme”) y tenacidad insistente.
Hay también una confianza grande en Jesús que nace del conocimiento publicado de sus poderes extraordinarios . Y en el contexto tan religioso del tiempo de Jesús aquella suerte de prodigios solo podían venir de Dios o del diablo.
Y la bondad de los actos que traslucía Jesús fácilmente podían atribuirse a su calidad divina.
Este proceso de acercamiento del “paciente” a Jesus (caso de Zaqueo) es el que tiene que operarse en nosotros para que surja el encuentro gozoso que nos abre a la fe y quizás al milagro. Es el contacto con el sobrenatural. La certeza interior de que algo grande habita en mi y/o está pasando por mi y me produce inquietud esperanzada.
y ¿ qué sacamos de todo este proceso interior apenas esbozado? Al menos que si bien la fe es un don de Dios ésta se nos pide y a la vez hemos de buscarla libremente. Para tener fe hay que buscarla. Y buena tarea de acercamiento o rechazo de esa fe depende de la contribución de toda la comunidad creyente. De ahí l importancia del testimonio y de la oración para que quien se acerca a la fe encuentre animadores válidos. De hecho en el origen y mantenimiento de la fe veremos siempre, de una u otra forma, la presencia suplicante de la comunidad .Una palabra clave en la adquisición de la fe que escuchábamos era que “hay que inculcarla”(=pasarla con las expresiones orantes de quienes ya tienen y viven esa fe encarnada hasta en formas litúrgicas de oración).
Canto: Uracan de Hakuna.

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