EL REINO CANTA A LA VIDA


Mt 12, 1-8
Los discípulos de Jesús andan hambrientos y al paso por campos de trigo se ponen a comer espigas. Lo malo a los ojos de los fariseos que lo ven no es que coman espigas (robo) sino que lo hagan en sábado el día santo en que se prohibía trabajar. Y Jesús arremete contra ellos con varios argumentos: el primero es que si el sábado todo gira alrededor del culto a Dios en el templo Él es más que el templo. Y si el sábado es día de descanso y no se puede/debe/ trabajar Él es Señor del sábado.
Son dos proclamaciones de su identidad que saca a colación de un hecho baladí como es el comer espigas. Pero el trasfondo es mayor. El mensaje que anuncia a través de este hecho es que en los tiempos nuevos que Jesús inicia con sus discípulos la vida tiene preferencia por sobre todos los ritos y celebraciones religiosas.
Así, si importante era la Pascua y la cena pascual en recuerdo de la liberación de Egipto, más aún era la propia liberación. Importante es respetar el sábado como tiempo sagrado y de descanso (deberíamos ver cómo respetamos y celebramos los domingos …) pero más aún que nadie sufra hambre ni necesidad injustamente.
Las palabras clave para esta nueva reorganización de valores que trae Jesús en la predicación del Reino es la interpretación adecuada que ya era antigua y dicha por los profetas “misericordia quiero y no sacrificios”.
Otra vez más captamos la profunda coherencia del mensaje de Jesús y cómo desde los hechos y la interpretación que El hace va marcando las pautas de su Reino en la tierra y del cometido de la Religión en ella: un medio para acercar el hombre a Dios y Dios al hombre porque es el Autor y promotor y favorecedor de todo cuanto vive.

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