Comentario homiletico 29/7/19

Mt 13,36-43
La explicación que da Jesús de la parábola de la zizaña no deja lugar a dudas: el juicio definitivo de salvacion y / o condenación de personas sólo corresponde a Dios y no a los hombres. Y ello ocurrirá no ahora sino al fin de los tiempos. Mientras vivimos estamos , pues, en tiempo de gracia. Tiempo en que hemos de suspender todo juicio condenatorio de personas. La doctrina clasica catolica ha dicho siempre que “nadie, ni la Iglesia, puede juzgar de la situación interna de las personas. La ley reflejada en los 10 mandamientos y las leyes que emanan de los estados se encargan de decirnos qué conductas son aceptables o reprobables y según ellas se apoyan y/o reprimen conductas , pero la forma de proceder el hijo del Reino es la de bendecir y no condenar. Esperar y no maldecir. Quien vive en la caridad como dice Pablo es paciente y benigno. Todo lo espera. Todo lo tolera.(Cor 13) Ello no quiere decir q todo lo acepte como igualmente bueno o que ya nada le parece mal.(relativismo) Simplemente suspendemos el juicio condenatorio a la espera ansiada de que la persona comprenda y cambie respetando su camino y tolerando su conducta mientras no vulnere los derechos de los demás.
Esta actitud de respeto y tolerancia nos parece que es la que dimana del propio evangelio. Y es ser ejemplo y fermento y luz con nuestros actos lo q Jesús espera de sus discípulos.

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