Comentario homiletico 23/10/19

Lc 12,39-48
y Rom 6, 12-18
La teofanía o manifestación -revelación de Dios a Pablo camino de Damasco le marcó tan vivamente q ahí captó el nuevo orden introducido por Jesús en el q todo es gracia. En efecto ,El por revelación de Jesús pasó de la fe judía a la fe en Jesús . Y esa misma fe fue un regalo o gracia de Jesús. En El llegó a encontrar el nuevo modelo de actuación q no es la sola ley escrita sino la propia vida de Jesús. Experimentó la salvación como gracia recibida q regenera, libera e incorpora a un nuevo orden o salvación. Pablo entraba en la Era de Jesús y su Espíritu donde el principio de ordenación del cosmos interno y externo es el amor “como yo (Jesús) os he amado”. De ese modo la ley q es incapaz de entrar en la entraña de la realidad (por su casi infinita complejidad) es superada por la ley del Amor q está en la raiz misma de la vida y es capaz de curar, regenerar y liberar.
Desde esa entrada en el nuevo orden o Reino de Jesús esta claro que todo está hecho pero en germen aunque es mucho lo q queda por hacer. (“Perpetuum fieri quod jam sit factum”
Pablo habla por ello de un hacerse esclavo de esa nueva justicia o nuevo orden para progresar en el y no volver al hombre viejo seguidor de apetitos mundanos (sarx).
Jesús puso en marcha el nuevo orden con destellos muy significativos de su gracia: la de la revelación a Pablo y la del perdón a sus discípulos.
Y esa doble gracia actúa en nosotros a través de los sacramentos haciéndonos crecer en lo que ya somos por el bautismo: hijos de Dios conscientes de nuestro ser y destino.

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