Comentario homiletico 17/2/19

Lc 6,17.20-26
Las bienaventuranzas de Lucas tienen un aire más profético e i Áterpelador q las de Mateo ,5. Directamente llama bienaventurados a los que Francisco (papa) llama descartados de la sociedad. Vamos q llama dichosos a los q el mundo -sobre todo el occidental del bienestar- considera unos perfectos desgraciados. Claro está q suponemos q son tales los q se esfuerzan por salir de las penurias y ponen su confianza en el Señor. Estos son los testigos mas creibles de tener una alegria pura fundada en Dios.

Y frente a estos las maldiciones ” ay de vosotros los ricos, los satisfechos.. pq ya teneis vuestro consuelo” nos cae como ascuas a los “hijos del bienestar” y del consumismo. Los q por poder comprar todo con dinero nos parece q no es posible la alegria sin dinero.
Y las 2 primeras lecturas nos dan la clave del origen de la auténtica alegria cristiana:

1. Poner la confianza nuestra en Dios. Una imagen muy cercana a nosotros nos lo hace comprender: el q confia en Dios es como el árbol plantado junto a la acequia q no teme los rigores del verano ni la sequía. 2.La otra causa de autentica alegria nos viene de la fe en el resucitado. Pablo no fué solo creyente sino “vidente” del Jesús resucitado y por eso nos habla con gran contundencia de la esperanza firme y alegre q alienta al q apuesta todo por el resucitado . Ése despues de esta vida será heredero de la corona de gloria por haber tenido amor a su venida.

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