BUSCANDO A DIOS

Jn 1,1-18
La Sabiduría de Dios se ha encarnado en la Tierra pero de forma tal que parece inaccesible a los sabios y grandes del mundo y ellos y sus secuaces nos están queriendo hacer ver que ni la Sabiduria de Dios ni Dios mismo están a nuestro alcance, ni probablemente existen. Y se habla del Silencio de Dios accesible solo a los maestros del silencio y a los pobres de espíritu que miran desde el corazón.
Es Navidad y tiempo de descubrir como los pastores y magos de Oriente donde está el niño que ha nacido ya y es capaz de hacer nuevas todas las cosas. Y para auxilio de vuestra búsqueda os paso unas lineas de Quique Noriega de CR. que coincide plenamente con la idea del Papa Francisco de salir a las periferias para encontrar al Dios verdadero.
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PARA QUE QUEDE MÁS CLARO: Si la Palabra de Dios se hizo hombre en un establo,… Cada pobre que nace en las afueras de la sociedad, en la marginación: ahí está Dios reclamando nuestra atención. Si Jesús de Nazareth tuvo que huir de su tierra e Egipto para salvar su vida.. LA VOZ DE CADA EMIGRANTE necesitado es la voz de Dios. Si al poco de nacer Jesús, un Herodes organiza una matanza de niños inocentes: SON LAS VOCES QUE QUIEREN AHOGAR LA VOZ DE DIOS, y consecuencia de las cuales el propio HIJO DE DIOS caerá víctima en una cruz.

• Dios habla desde la profundidad del alma: Él es la Vida que quiere que crezca

• Habla desde el hambre de justicia: quiere que todos sus hijos sean tratados con equidad

• Habla desde la Libertad : nos quiere libres de toda cadena

• Habla en los momentos duros y difíciles, sosteniendo: es el Dios de la Esperanza y la fortaleza

• Habla desde el mal superado: es santidad

• Habla desde la belleza que estremece y enamora: es Creador

• Habla desde el equilibrio y la serenidad: es Paz y busca nuestra paz.

• Habla desde el corazón que se entrega porque Dios es Amor.

No, no es que Dios no responda a nuestras oraciones, no es que sea un Dios mudo: es que Dios mismo clama (¡a veces a gritos!) con nosotros y dentro de nosotros. Dios suplicante en nuestra carne herida. Y Él mismo espera y necesita que le escuchemos. Desde aquella noche de Navidad, somos hermanos del Dios Palabra que se encarnó entre nosotros. Aprendamos a escucharle y seamos su Voz y la de los que no tienen voz HOY.

Quique Martínez de Lama-Noriega,

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