Mt 18,12-14 es la parábola de la oveja perdida. En ella se nos da la preciosa imagen del pastor q conmovido por la oveja perdida va en su busca dejando las otras 99 ovejas de su aprisco hasta q la encuentra. Y cuando la encuentra la carga sobre sus hombros.
Y dice, se alegra más por la oveja encontrada q por las noventa y nueve q no se habían extraviado.
Nos sorprende esta actitud tan solicita del pastor pq este pastor es la viva imagen de cómo era y actuaba Jesús. Pero al mismo tiempo nos da idea de cómo debemos ser los sacerdotes y tb de cómo debemos ser las comunidades cristianas . Unas comunidades en q a ejemplo de las primeras comunidades cristianas (Hechos 2,42 y s.s) vivamos con la preocupación y atención puesta en la ayuda mutua entre nosotros y con los alejados.
Una preocupación q no tiene como objeto único y último q los fieles vayan a misa sino q todos estén bien atendidos y sean escuchados en sus necesidades y problemas .Que vean cómo nos amamos en nuestras comunidades. Así ocurría en las primeras comunidades de cristianos y debe ser modelo para las nuestras: q no nos una solo la misma fe y la práctica de la fe sino el espíritu de ayuda mutua y disposición para servir a los demás. Y en ello no hemos de buscar éxitos a corto plazo. Es un trabajo a fondo perdido donde quizas sólo veremos la siembra de la semilla. Otros ,o sólo Dios, recogerá la gavilla. Pero ahí será la gran fiesta y la más pura alegría.