Comentario homiletico 26/11/17

Mt 25,31-46 nos describe como va a ser el Juicio final cuando el hijo del Hombre vendrá revestido de poder y majestad. Allí  separará a toda la humanidad ,dice, como el pastor separa a las ovejas de las cabras . Pondrá las ovejas a su derecha y les dirá: venid a mí benditos de mi Padre  heredad el Reino preparado desde la creación del mundo pq tuve hambre y me disteis de comer, sed y me disteis de beber, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y vinisteis a verme. ….   Entonces los justos dirán y cuando hicimos estás cosas contigo?   Y el rey les dirá cada vez q lo hicisteis con estos humildes hermanos conmigo lo hicisteis. De la misma manera dirá a los de su izquierda apartados de mi malditos….. Pq no me disteis de comer, de beber. etc.. 

El criterio definitivo, pues, por el q se nos va a juzgar es el amor a los hermanos empezando por los más desfavorecidos. En ellos ha querido de modo especial hacerse presente Jesús de modo q en los gestos de atención a sus necesidades es donde con preferencia se hace presente al Señor. Allí está místicamente presente como tb lo está en la eucaristía.

Desde este evangelio comprendemos q la Buena Noticia o evangelio  de Jesús va dirigida especialmente a los más débiles y necesitados. Y preferirles a ellos dándoles trato y atenciones como hermanos es el mandato principal de Jesús de modo q nuestro amor a Dios sería  como el negativo de una fotografía y el positivo y garantía de la autenticidad  del amor a Dios serian los gestos concretos de amor a Jesús presente en los pobres. Allí es donde hay q reconocer al verdadero Jesús. Allí es donde se plasma el objetivo fundamental de la presencia de Dios encarnado en la tierra: cuando sentamos a los pobres en la mesa de su Reino ya aquí en la tierra.

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