Comentario homiletico 1/3/18

Lc 16,19-31
Pobres y pobreza- con ligeros vaivenes- parece q ha sido una constante a lo largo de toda la historia de modo q aquella frase de Jesús: “los pobres siempre estarán entre vosotros” parece más la descripción de una realidad insuperable a través del tiempo que una profecía o maldición. Y es q probablemente el hombre sometido a la lucha por la sobrevivencia va a caer en pobreza por falta de recursos sociales (trabajo, ayudas sociales ..)o por propia debilidad , adicciones, enfermedad..
Lo cierto es q en los valores del Reino q Dios quiere y anuncia Jesús no cabe vivir de espaldas al hecho de q hay pobres y pobreza. Jesús los hace objeto de su preferencia cuando dice q ” los pobres son evangelizados”. Quienes entran bajo esa categoría de pobres son todos los q representan la mayor debilidad humana, enfermos, ancianos, niños, mujeres … pero tb los pobres por carencia de recursos y bienes materiales. Esta preferencia es clara aquí en esta parábola donde se refiere al pobre con nombre propio: Lazaro y “se olvida” de poner nombre al rico.
La parábola es la más dura reprimenda de Jesús a esa forma de vivir ricamente q se separa de los pobres abriendo una profunda sima q les distancia de ellos . Esta profunda desigualdad injustamente tolerada clama al Cielo q cierra las puertas a los ricos – aquí representados en el rico -.Su riqueza hecha de falta de entrañas hacia los pobres y tantas veces hecha de búsqueda de privilegios y “sicavs” y paraísos fiscales (jamás eliminados!!) son pruebas contundentes incluso hoy de cómo la inicua riqueza vive y se mantiene protegiéndose con muros y fosos como los castillos medievales.
Nuestra conciencia cristiana hoy no puede mantenerse insensible ante estas injusticias y nos invita a tomar actitudes personales y sociales para paliar la pobreza q siempre hemos de evitar pq es un mal.