Mc 1,1-8
En este segundo domingo de adviento, Isaías que habia centrado la esperanza de la humanidad anterior a Cristo en la venida del Mesías pasa el testigo de esa esperanza a Juan el Bautista de quien dice q “es la voz q clama en el desierto gritando para q lo torcido se enderezca y las colinas de allanen” .y .. qué vemos q hace Juan? Predicar la CONVERSION: q aquellos q de corazón deseen una mejora del mundo inicien un proceso de cambio interior:de apetecer bienes materiales pasemos a valorar y apetecer más los bienes espirituales. En el evangelio nos aparecen buenos ejemplos de conversos debido a su encuentro con Jesús. Zaqueo q era rico publicano dio la mitad de sus bienes a los pobres cuando empezó a valorar más los valores del Reino q los materiales. El propio Pedro q criticaba a Jesús cuando les decía Jesús q iba a sufrir pq no aceptaba la carga del sacrificio luego preferirá morir boca abajo pq no se consideraba digno de morir en la cruz como su Señor. Eso es abajar colinas y enderezar lo torcido : asentar el estado de las cosas no dando primacía al egoísmo sino al principio del amor q es el igualar y compartir. Pero eso nos supone una lucha constante con nosotros mismos. San Pablo reconocía sentirse interiormente dividido y como angustiado pq no hacía a veces lo q quería y debía. Y esa es la lucha a llevar con la ayuda del Espíritu para hacer crecer en nosotros nuestra condición divina o espiritual heredada por creación a imagen de Dios y q hemos de refrendar cada día actualizando nuestro bautismo por el q fuimos hechos hijos de Dios.
Hoy, pues, de la mano de Juan Bautista hemos de revisar nuestro estado de conversión para entender a Jesús cuando venga a traer la Buena noticia del Reino de Dios.