SOLO TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA

Mt 13, 44-46
Moisés bajaba del Sinaí con las Tablas de la Ley después de hablar con Dios y aunque no se daba cuenta su rostro estaba radiante. Y todos lo percibían.
Así también dirá Jesús en parábola que el que ha captado la profunda verdad del Reino que Él nos trae se parece a aquel que descubre un tesoro escondido en un campo y vende todo lo que tiene para comprar ese campo. O el comerciante en perlas finas que cuando descubre una de gran valor vende lo que tiene y se queda con aquella perla.
Ambas parábolas nos hablan en metáfora de ese choque o golpe o eureka que recibe el que encuentra por fin lo que buscaba aun sin saberlo. Es la fuente de agua que sacia toda sed. O la sabiduría que sacia toda inquietud por conocer. El anciano Simeón la vio en el recién nacido hijo de María a quien tuvo en brazos y se alegró “infinito” porque sus ojos de anciano vieron en El – por fin – la Salvación: luz para alumbrar a las naciones y gloria de su pueblo Israel”.
El que busca la verdad en los caminos de la fe echa de ver que el fulgor que brillaba en el rostro de Moisés era por la luz que irradia la Ley de Dios como ley de vida . Pero los que logran “ver” el tesoro y la perla que es Jesús están viendo el propio AMOR que es Dios hecho carne en Jesús. EL resume toda nuestra necesidad de Salvación. El es principio y fin de nuestro existir.
Canto: “El Señor es mi fuerza, mi roca y Salvación”.

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