AMOR DIVINO


Mc 12, 18-34
No hay duda de que Jesús conocía perfectamente lo dicho por la Sagrada Escritura antes que El . De hecho contesta a la pregunta formulada por el escriba con prontitud y acierto cuando le pregunta cuál de los mandamientos de Dios es el primero de todos: (¿lo sabrían los cristianos de hoy?) “amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas y al prójimo como a ti mismo.”
Jesús, pues, sabe cual es el núcleo de lo que Dios quiere para el ser humano: que crezca en los valores que sustentan al ser humano como plenamente humano. Dios y el amor a si mismo. Pero Jesús tiene una misión encomendada por el Padre: es enviado del Padre para establecer el Reino de Dios y quiere llevar ese núcleo de bondad inherente al momento creacional y presente en el Antiguo Testamento a plenitud. Por eso hoy nos vamos a fijar en las palabras que dice Jesús al escriba al terminar y ver la profunda verdad y sinceridad del escriba:” no está lejos del Reino de Dios”.O sea, que Jesús reconoce que el escriba ha dado en el clavo de los mandatos principales dados en el Antiguo Testamento y está cerca del Reino. Y nos preguntamos ¿que le falta? y recordamos que Jesús alaba a Juan el Bautista como el mayor hombre nacido de mujer pero inferior al más pequeño del hijo del Reino. Y en la cabeza vuelve a rondarnos la idea de ¿qué añadido puede ser el que aporta Jesús al Antiguo Testamento?.¿ Qué añade el ser participe del Reino de Dios instaurado por Jesús y sus seguidores cristianos?. Y éste no es otro sino la propia persona de Jesús. Él mismo es el Dios hecho carne humana. Es el objeto del amor nuestro a Dios. Porque es lo más de Dios que se nos ha hecho visible a los hombres ya que en sí mismo encarna la plenitud de lo humano y lo divino. Es perfecto Dios y perfecto hombre y por tanto ya no nos extrañan a los seguidores de Jesús y su Reino aquellas palabras: “amaos como yo os he amado”. (=en la forma de amar Jesús encontramos el mejor modelo de amor entre los hombres).”Quien me ve a mi ve al Padre porque el Padre y yo somos uno”. “Yo soy el camino, la verdad y la vida”(=Jesús y sus obras cuya mejor representación descrita son las Bienaventuranzas de MT 5 ss que son el retrato operativo de Jesús identificado con los pobres, con los hambrientos de justicia, con los que lloran, con los limpios de corazón, con los perseguidos por causa de la justicia…Ese es el Jesús testimonial y ejemplar que representa el hombre nuevo del Reino Nuevo y portador de la Buena Nueva del evangelio. Jesús es, pues, el hombre que con su vida humana como Enviado del Padre ha enlazado a Dios con el hombre y lo hace capaz de perfecta hermandad siguiendo como Jesús los caminos de la misericordia y el perdón que son los únicos forjadores de auténtica reconciliación.
Vamos ahora camino de un mundo nuevo y muy diferente a todo lo visto hasta ahora. Los mayores nos perdemos con lo virtual, lo digital y los manejos de los algoritmos q lo controlan todo. pero también ese mundo a que nos lleva la ciencia y la tecnología necesita la luz de Cristo. Es la luz que llevada sobre los santos que representan a( pesar de no pocas sombras en la Iglesia), lo mejor y más modélico de ella que no es sino el constante ejercicio de restauración y llamada a la conversión de sus propios hijos que han elegido ser luz y sal en su Reino. Esa luz que es Cristo la va a necesitar más que nunca este mundo que se avecina engreído por la acumulación de poder, pero terrible si no se le contraresta con el calor de lo mejor de la humanidad.
Canto: “Como el Padre me amó “

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