LUZ QUE TODO LO ILUMINA


Mc 9,37-39 Marcos nos plantea en nuestra época tan laicista un tema dre gran actualidad.
Juan le dice a Jesús que “han visto a uno echando demonios y se lo han querido impedir porque no es de los nuestros.”
Hasta aquí no cabe la menor duda de que la actitud de los discípulos era cuanto menos partidista . Un grupo de pertenencia en el que los componentes tienen bien unas pautas claras de conducta escritas o no , pero lo que aquí los discípulos ven condenable es la usurpación del nombre de Jesús sin haber aceptado profundamente a Jesús como lo han hecho los discípulos.(Ser seguidor de Jesus, o ir a misa) Y no les falta cierta razón. Y , con todo,
La respuesta de Jesús es de una gran liberalidad y generosidad:Si es para hacer el bien permite que aquí se use su nombre, aunque no van con el grupo de Jesús.  Y coherentemente con su conducta habitual ni les reprueba ni condena, sino que los considera compañeros de viaje y que “están a favor nuestro”.
¿Qué diferencia hay entonces entre ser discípulo seguidor de Jesús o no serlo?
La diferencia más radical está en el reconocimiento por fe de Jesús como el Hijo del Padre que ha venido a salvarnos.
Pero Jesús hace mención especial hacia los que no le han reconocido en su actuar diario cuando dice que “aquellos que han dado de comer al hambriento y de beber al sediento…(Mt 25 ss) “conmigo lo estaban haciendo aún sin darse cuenta”. Y reciben bendición y premio de Dios porque en vida han realizado sus obras.
Quizás a la Iglesia hoy nos está faltando saber hacer eso que tanto se dice hoy: hacer visible a Cristo. Saber ponerlo en el itinerario de la vida del hombre de hoy como punto de partida y como meta para facilitar que lo encuentre en su camino y tenga la profunda satisfacción de reconocer a Dios en Cristo, de ser y reconocerse a sí mismo como hijo de Dios y de reconocer la presencia de Cristo encarnado en lo más sencillo y menesteroso de la humanidad nuestra. Y todo eso es un fruto de la fuerza del Espíritu en nosotros. Invoquémoslo pues, con fuerza. Es el tiempo de Pentecostés. El tiempo del Espíritu capaz de hacer nuevas todas las cosas.
Canto:” Iluminame Señor con tu espiritu”

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