El ejemplo de Andrés
Como observó el Papa Benedicto XVI, el propio nombre del apóstol Andrés indica cierta apertura cultural en su familia, pues su nombre no es hebreo, sino griego. Esta apertura caracteriza su propia naturaleza. Era un buscador de la Verdad, como se desprende de su condición de discípulo de Juan el Bautista. Cuando Juan señala a Jesús como el Cordero de Dios, está dispuesto a seguir a Jesús y quedarse con él. Más tarde, se dirige a su hermano Simón (Pedro) para compartir la buena noticia y llevarlo a Jesús (cf. Jn 1,40-43). En la multiplicación de los panes, Andrés es quien se fija en el muchacho que lleva unos pocos panes y peces, y avisa a Jesús sobre él (cf. Jn 6,8-9). Cuando unos griegos querían conocer a Jesús, Andrés, junto con Felipe, los conduce a Jesús (cf. Jn 12,20-22). Así, Andrés nos enseña en qué consiste la auténtica labor misionera: llevar a la gente a Jesús. También nos enseña cómo ser misioneros en el contexto determinado de nuestra vida.
Paulson Veliyannoor, CMF