Comentario homiletico 2/10/19

Lc 9,57-62
Si leemos literalmente las exigencias que aquí pone Jesús a quienes quieren seguirle probablemente llegaremos a la conclusión de que Jesús presenta las exigencias mas inhumanas que jamás se hayan puesto a un ser humano. Literalmente se pide al discipulo que por el Reino debe estar dispuesto a no descansar ni acomodarse (“el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”).
El discípulo no debe estar pendiente ni de enterrar a su padre ni de despedirse de su familia para seguir a Jesús. …
Para entender bien este evangelio tan
importante (-porque seguir el modelo de vida de Jesús es bastante mas importante que saber el catecismo-) hemos de meditar primero en la invitación de Jesús a sus discípulos: ( “Buscad el Reino de Dios y su Justicia y lo demás se os dará como añadidura” (Mt 6,33)
O sea que lo primero y fundamental de nuestra vida debe ser cumplir en todo la voluntad del Padre. Este es nuestro ideal a seguir, y no solo buscar nuestra vida cómoda y facilona puesto que los bienes de la tierra y los trascendentes no se obtienen sin esfuerzo.
Ahora bien esta entrega no supone descartar o ir en contra de las necesidades y hábitos que nos humanizan.
La exigencia del seguimiento pertenece al orden ideal y es universal o exigible a todo cristiano pq Dios para nosotros es un absoluto. Pero conociendo la humanidad de Dios viendo a Jesús, sabemos que no nos va a poner cargas insoportables e inhumanas. La gestión de las necesidades humanas en el seguimiento de Cristo es lo que ha de organizar con buena iluminación del Espíritu la Iglesia y el propio individuo.
Desde estos grandes principios es mucho lo que la Iglesia tiene que ir revisando para atender al hombre en los tiempos tan “fluidos” en que nos toca vivir teniendo presente que la exigencia nuestra de recibir o atender nuestras “añadiduras” (o necesidades básicas) por tanta fragilidad humana como acarreamos no puede/debe impedir o dificultar gravemente el seguimiento de Cristo .
Quizás para este discernimiento necesitaremos mas de un Sínodo como el que nos propone a la Diócesis D. Antonio. Pero no solo diocesano sino universal y contando con el pensar de todo el pueblo de Dios apelando al “sensus fidei” o percepción de la verdad revelada por Dios en Jesús.

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