Comentario homiletico 8/3/18

En Lc 11,14-23 Jesús está echando un demonio q era mudo y apenas salió el demonio habló el mudo. Ante este hecho muchos admiran a Jesús. Algunos prefieren entender q si Jesús hace aquel prodigio es por el poder de Belcebu -príncipe de los demonios -y no pq haya en El un poder bueno y divino.
En la lógica de Jesús el bien está hecho perfectamente bien (y voy a utilizar términos clásicos para buscar más claridad) cuando la intención es buena, los medios son buenos y el resultado o fruto es bueno . . Los juristas lo decían así: “bonum ex integra causa” ( el bien es bien cdo lo es en todo su procedimiento) el mal lo es ” ex quocumque defectum” o sea cuando es atribuible fallo en cquier momento del procedimiento. Según esta lógica tomada del ámbito jurídico podemos ver con más claridad y en nuestro lenguaje dónde reside el mal en la actuación del diablo: el mal está en la intencion del diablo de apartar al hombre de Dios y desde ahí entenderemos mejor esas frases finales de Jesús tan radicales : “quien no recoge conmigo desparrama”. Aquí parece excluir a la bondad q no se hace en su nombre en contra de Mt 25, 35-45 cuando alaba al q da de comer al hambriento y de beber al sediento …y dice q lo hacían con El.
Pero esa contradicción es solo aparente. En la acción diabólica lo q está viciado de raíz es la intención al actuar. El diablo no pretende hacer el bien por el bien sino hacer un prosélito o seguidor suyo. Y por eso el dejar mudo al poseso es como el resultado final del actuar diabólico.
En fin, estamos ante un evangelio algo “exótico” para nosotros q no solemos ver el mal en estado puro (=el demonio) sino mezclado o como disuelto entre aspectos de apariencia de bondad, pero quizás la reflexión nos sirva para descubrir los intrincados caminos del demonio y de ” los hijos de las tinieblas ” (diría Jesus ) q usan ingeniería fina para tentar al que intenta actuar con rectitud .
Es el aspecto seductor del mal que conviene conocer y q se descubre en todas las formas de adicción.