Mc 8, 22-26
Ayer los apóstoles subían a la barca con Jesús y llevaban un solo pan. Y Jesús captó la desconfianza con que le miraban como diciendo ¿adónde vamos a ir sólo con un pan para comer el grupo? Y Jesús arremetía contra ellos porque estaban desconfiando de El al igual que los fariseos y Herodes. Y les decía: “libraos del fermento de los fariseos y de Herodes”. ¿acaso no visteis cómo con 5 panes y dos peces dimos de comer a 5.000 hombres? …
Hoy el evangelio nos presenta la curación del ciego de Betsaida con una ceguera especial. Una ceguera emblemática. Representa muy bien la dificultad de movernos en el terreno de la fe. El propio ciego cuando empieza a ver, los hombres le parecen arboles que andan. Pero poco a poco distinguía los objetos con claridad y había recobrado la vista.
La ceguera en los apóstoles y seguidores de Jesús va a ser siempre un tema recurrente. ¿Cómo ver claro todo sobre Jesús?: ¿puede ser el Mesías el hijo de un carpintero? ¿podrá Pedro caminar sobre las aguas como hizo Jesús? ¿qué les va a caer en suerte a los que han dejado todo por Jesús? Aquí ya no se trata sólo de ser un creyente que mira con los ojos de la fe el mundo como Dios lo ve, sino que nos embarca a ser y a hacer como El hizo. Se trata de ser discípulo. Se trata de ver con los ojos del maestro y de obrar como el maestro. De arriesgar tu vida por creer que se puede hacer algo por los demás y por mejorar el mundo.
Y uno prueba … y probando a ver…el ciego aclara su mirada …y el ciego ve.
La confianza puesta a la obra ha abierto los ojos a la fe. Le ha dado clari-videncia. Y entonces el discipulo puede experimentar y comprobar que se puede ser cura cristiano, politico cristiano, empresario cristiano y gay cristiano. Y algo malo pasa si constatamos en la sociedad que Jesus ahi no está ni como etiqueta ni como realidad.
Cant: El Senyor es la meua força