POBRES LLENOS DE “LA ALEGRIA DEL ESPIRITU

— Lc 10,21-24,–
Debía estar Jesús orando y profundamente exaltado y exultante , para referirnos Lucas, que “Jesús lleno de la alegría del Espíritu”, se alegraba de que el Padre “escondiera a sabios y entendidos los secretos del Reino y se los revelara a la gente sencilla”.

Y ¿cuáles son esos secretos y es esa sabiduría que tiene al propio Jesús tan profundamente contento? Parece que es de otro orden del conocimiento. Un conocimiento que sobrepasa al entendimiento y se puede íntimamente “saborear” porque es presencia de lo absoluto y de Dios que te llena de su Espíritu y te da el gozo y alegría espiritual. Y con ella se hace aceptable vivir en honesta sencillez y pobreza porque vale más la honestidad que la riqueza o las alegrías de un consumismo esclavizador.
¿Cuántas veces hemos escuchado a gente sencilla decir de su familia “somos pobres pero honrados”? ¿Y qué nos están diciendo con ello? Sin duda que han valorado más la virtud de la honradez que los bienes del mundo y por eso han aceptado vivir con lo justo y necesario.
Este ajustarse del pobre a ser uno mismo con lo que tiene y es, se acerca mucho a lo que es cumplir la voluntad de Dios y es lo que hace que Dios more en él.
Y, del mismo modo , el que vive en auténtica unión con Jesús y el Padre se siente urgido a compartir -que es la caridad -como don del Espíritu que llena de gozo espiritual.
Al que esto oyere y comprendiere viendo a Dios hecho pobre en Jesus de Nazaret, Jesús le llama “dichoso por ver y oír lo que muchos profetas y reyes desearon ver y oír y no pudieron” porque El enviado aún no había llegado.
Canto: ¿Dónde está la juventud si la tenemos?