Lc 19,1-10
Cuando Zaqueo subió a la higuera para ver a Jesús ,en su interior y fruto de profundas inquietudes y pensamientos, ya estaba barruntando el gran engaño en que estaba viviendo pendiente y anhelante de los valores del mundo y que algo muy íntimo que afectaba a su visión de las cosas y su importancia iba a tener que cambiar. No podia pensar que él era el centro de todo cuanto habia en su entorno y que todo cuanto lograba con su esfuerzo o encontraba era para él solo y su solo disfrute.
Había oido hablar del tal Jesús el que se estaba dedicando a liberar a la “chusma humana” que el entendia que era la muchedumbre de seres infelices por sus carencias de salud y vida pobre y les estaba devolviendo las ganas de vivir . Allá iban en tropel y eran la comidilla de todas las clases sociales que veian con asombro que los desheredados del mundo sordos y mudos y ciegos y viejos y cojos y mancos y hasta poseidos podian -de la mano de Jesus -ser liberados y conocer una felicidad que parecia contradictoria con este mundo.
Y si eso era posible que se diera en la tierra es que lo que este Hombre traia no era propiamente de este mundo . Y si era así y estaba, como decian , ocurriendo habia que verlo con sus propios ojos y desde la higuera porque altura no tenía.
Asi que estando en estas cosas y cuando Zaqueo sube a la higuera y ve a Jesus para colmo escucha que es El quien le llama para estar en la cena sentado a su mesa.
Zaqueo ha conocido por oficio la mesa del avaro cambista donde contando dinero cobrado de impuestos aparta una buena parte para su propio recaudo y contento. Es por eso que sabe de los sueños del dinero y de sus lujos .. pero ahora ya no es tan joven e ingenuo y sabe que sus gracias y bondades son pasajeros. … Va, pues , presuroso a la mesa de la cena. A la cena del Encuentro. Allí le bulle la cabeza y el corazón tanto que alucina en el hablar diciendo” doy la mitad de mis bienes a los pobres y si algo he defraudado o robado devolveré 4 veces más.”
Ahora Zaqueo está cierto . Está sentado a la mesa con Jesús y ahí aunque apretados caben todos. No es la mesa del cambista donde el dinero es el centro. En la mesa de Jesús el centro es su propio Cuerpo, bajo las especies de pan y vino, que se entrega en alimento para que saboreemos en esta vida las primicias del Reino.
Francisco el papa, que mas que doctrinario es puro evangelio y buen humor , dice en su comentario a este célebre texto que “a todos los conversos el Señor les toca la mente y el corazón pero el bolsillo a pocos porque hay pocos como Zaqueo”.
Canto: “pan y vino sobre el altar”.