QUE DEU ENS PILLE CONFESATS” i PERDONATS

Lc 9,43-45
Con un poco mas de curiosidad intelectual y de coraje los apóstoles de debieran haberle preguntado a Jesús el significado de esas palabras que presagiaban su muerte y hubieran encontrado respuesta en Jesus. Pero antes y ahora hay temas y problemas que rehuimos afrontar. Los familiares de enfermos graves temen a menudo llamar al sacerdote para que no se asuste el enfermo.No vaya a pensar que está para morir. Y se esconde la muerte porque no se vive preparándose para ella como los cristianos viejos que antes de una operación ya pedían confesión y comunión. O es quizás, una forma de vivir banal en que los problemas “especiales” no se tratan de frente sino que se ocultan , o se se tapan como pájaro que esconde la cabeza bajo las alas . Estamos en las antípodas de aquellos cartujos que al verse se saludaban diciendo:” hermano, morir habemos, para contestar ..ya lo sabemos.” Y hemos pasado de la obsesión por la muerte a quitarla de la vista aunque no de la vida. Y sin embargo algo muy profundo nos dice que hay que estar siempre preparado para esa ultima suerte 1.haciendo bien las cosas 2. pidiendo a Dios el perdón sacramental por nuestras ofensas y 3 . recibiendo la comunión sello de nuestra Alianza con Dios y con los hombres como hermanos por la recepción del cuerpo y la sangre de Cristo”.
Esa es la muerte digna de un cristiano consciente y comprometido con Cristo y la Iglesia en traer una mejor vida para todos. Vida con paz y sin miedo a la muerte, desde el nacimiento y hasta el paso a la eternidad .
Canto: “El Señor es mi fuerza mi roca y salvacion”.

LUZ DE CRISTO (=IGLESIA)

Lc 9,18-22
Pedro haciéndose portavoz del sentir de los Doce o por inspiración del Padre contesta a la pregunta de Jesús con gran acierto: “Tu eres el Mesías de Dios”.
Por ello nos extraña que prohíba terminantemente decírselo a nadie.
Y sí hay una razón que lo explique: Jesús en su predicación del Reino se posicionó muy críticamente con los poderosos del mundo- incluso religiosos- y a favor de los pobres, enfermos, desvalidos, etc. y esa imagen del Mesías era contraria a la idea general de que iba a ser como un caudillo poderoso como Moisés o el Rey David y que iba a hacer de Israel un pueblo grande entre los grandes.
Tan diferentes expectativas respecto del Mesías hacían aconsejable que no se propagara oficialmente porque no lo iban a poder entender. De hecho, ni los propios apóstoles cayeron en la cuenta, hasta después de la Resurrección, de que el Mesías tenía que padecer mucho y morir y luego resucitar. Y es que el posicionamiento de Jesús, como el del cristiano que quiera serlo en verdad, debe ser un “fermento de cambio social” y no de conformidad con lo establecido.
Canto: “Señor, tu que brillas en las tinieblas, danos tu luz”.