EUCARISTIA : SIGNO Y SACRAMENTO

Jn 6,60-69
La gota que colmó el vaso y escandalizó a discípulos e incluso a apóstoles fue el discurso de Jesús en que dio de comer su cuerpo y de beber su sangre. Sin duda Jesús fue muy provocador pero no sé achantó. Dejó ir a los discípulos que no aceptaban este discurso- propuesta e incluso invitó a que le dejaran los propios apóstoles. Como buen judío Jesús sabía que su pueblo fue liberado de la esclavitud de Egipto con la matanza y comida del cordero Pascual antes de salir de Egipto y ahora estaba proponiendo una cena memorial de la nueva alianza y liberación que el propio Jesús traería a la humanidad con su muerte liberadora en la cruz.
Hay 2 lecturas para interpretar este acontecimiento crucial
1. Jesús está exigiendo en la invitación a comer su cuerpo, que va a ser entregado, y su sangre que va a ser derramada (ahora y siempre )a que los que pretendan ser discípulos suyos del Reino Nuevo estén dispuestos como Santiago y Juan a imitar a Jesús hasta el extremo de entregar su cuerpo y sangre por el Reino de Jesús .
2 .La otra interpretación menos exigente pero más impactante para nuestra credulidad racional es la de presentar el pan convertido en su cuerpo como cordero y “auténtica comida” y el vino convertido en su sangre como “verdadera bebida”. Y lo hace con tal descaro en la última Cena diciendo al dar el pan :”esto es mi cuerpo” ; y al dar el vino :”esta es mi sangre” que no deja más opción al oyente que plantearse ¿de qué forma de cuerpo y de sangre nos está hablando para que podamos creer y que no repugne a la razón?
El Jesús que murió en la cruz una vez enterrado resucitó y se fue apareciendo dando a entender que era a la vez el mismo que murió en la cruz pero con propiedades distintas. Ante este hecho maravilloso de un Jesús resucitado que se materializaba apareciendo atravesando paredes y desapareciendo en diferentes momentos y lugares la teología vino en llamarle “cuerpo glorioso” porque no se regia por las leyes de la física conocidas. Los tomistas con el cerebro privilegiado de Tomás de Aquino buscaron una cierta explicación al misterio hablando de que Jesús en la consagración cambiaba la sustancia del pan por su propia sustancia y de ahí que en Trento se “bendijo” esa formulación del misterio inefable de la presencia de Jesús en la eucaristía y asumió la expresión de transubstanciación o cambio de la sustancia del pan por la sustancia de Jesús. Con ello quería salvarse la materialidad- realidad de la presencia de Jesús y su voluntad de ser a la vez realidad material y signo. De hecho Jesús no dijo: este pan significa mi cuerpo sino “esto es mi cuerpo”. Y tampoco dijo bebed esto significa mi sangre, sino “esta es mi sangre”.
Es por ello que la Eucaristía en la Iglesia católica(no así en la protestante) se ha venerado no porque es signo de Cristo sino porque ella misma es el propio Cristo aunque glorioso y sacramentado.
Dos interpretaciones pues, ambas congruentes con el mensaje de Jesús: la 1° que nos sintoniza con el Jesús humilde y siervo que se entrega por amor hasta la muerte y la 2@ que nos hace preguntar con su presencia en el banquete-cena la aurora de salvación ya experimentada en el tiempo. Una salvación que se va realizando ya en el tiempo a través de la sacramentalizacion que es signo y realidad o gracia si se vive con fe.
El Pange lingua” canta precisamente desde el Concilio de Trento el misterio del cuerpo glorioso y la preciosa sangre de Jesús que ofrecen la salvación a los que buscan salvarse.