CALMA EN LA TEMPESTAD

Mc 4,35-41 La tempestad calmada por Jesús- aparte de ser un hecho ocurrido en la historia real maravilloso, o providencial, no es lo que más nos sorprende . Lo curioso es que Jesús asocie el miedo con la falta de fe “¿a qué viene tanto miedo? ¿acaso no tenéis fe?”
Jesús ha sorprendido a sus discípulos con una fe muy pagana y natural. La fe o confianza en uno mismo que se precisa para lograr objetivos. Pero esa fe no tiene nada de sobrenatural. Está centrada en “mis planes y proyectos” en los que ponemos todo nuestro empeño, y nos rebelamos como injusto y contrario a derecho si causas externas nos impiden lograr esos objetivos. Es el desespero al que llega mucha gente de hoy cuando se le han hinchado tanto sus derechos centrados en “el ego ” que se frustran a la menor contrariedad (=infantilismo)
Pero Jesús les está abriendo la puerta a vivir otra suerte de fe. Es la fe del que encontrándose con Jesús y su forma de actuar ha comprendido que o mi plan lo uno al plan de Dios o como dice Jesús ” el que no recoge conmigo desparrama”. Jesus nos invita a entender el vivir como ofrenda amorosa al mundo olvidándose del caprichoso yo siempre insatisfactible. Así el discípulo ya no vive para hacer “su plan” sino para hacer el plan de Dios . Este cambio es tanto como experimentar el milagro de encontrar sentido último hasta en el sinsentido porque lo que se podria sentir como robo y fracaso llegamos a entender que no sabemos cómo pero tiene solucion poniéndolo en las manos de Él porque El es el autentico director de la orquesta del mundo. Es la fe transcendente que aumenta las alegrias y disipa las penas al vernos acompañados por el Dios y Padre providente que une nuestro quehacer al de Cristo y nos permite vivir con calma y paz .
Canto:”El Senyor es la meua força”.